sábado, 16 de marzo de 2013

Frases ingeniosas para alegrar el día


Hoy vamos a olvidarnos de los problemas de la vida diaria, de la crisis, de las deudas, los rencores, los políticos corruptos y vamos a echarle un jarro de humor al día. Una dosis de ironía nunca viene mal para reírse del mundo y ver las cosas desde una perspectiva más positiva. 

 
 

¡Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo! (Anónimo)




El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el inventor de la civilización. (Sigmund Freud)
 
Nunca olvido una cara, pero en su caso haré una excepción.
(Groucho Marx)


Era ese tipo de persona que se pasa la vida haciendo cosas que detesta, para conseguir dinero que no necesita y comprar cosas que no quiere para impresionar a gente que odia.
(Emile Henry Gauvreay)
 
 
Todas las generalizaciones son malas. (R. H. Grenier)
 
En estos tiempos se necesita mucho ingenio para cometer un pecado original. (Anónimo)
 
 

Creo que he encontrado el eslabón perdido entre el animal y el hombre civilizado: somos nosotros.
(Konrad Lorenz)

 

¡Qué extraña máquina es el hombre! Usted le mete pan, vino, pescado, rábanos, y salen suspiros, risas y sueños.
(Nikos Kazantzakis)
 
Si buscas una mano dispuesta a ayudarte, la encontrarás al final de tu brazo. (Anónimo)



Hay quien cree contradecirnos cuando no hace más que repetir su opinión sin atender a la nuestra. (J.W. von Goethe)
 
 


Cualquier persona puede hacer complicado lo simple. La verdadera creatividad consiste en hacer simple lo complicado. (John Coltrane)

¿A quién va usted a creer: a mí o a sus propios ojos?
(Groucho Marx)
 

¿Tengo que estar necesariamente equivocado solo porque unos pocos millones de personas piensen que no tengo la razón?
(Frank Zappa)
 


Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado.
(Voltaire)



No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.
(Albert Einstein)



Nuestra época se enorgullece de las máquinas que piensan y recela de los hombres que tratan de hacerlo. (H. Mumford Jones)