Paulo Coelho es uno de mis autores favoritos.
Sus frases son fundamentales, acertadas, coherentes, sencillas, bellas y siempre demuestran un profundo conocimiento de la naturaleza interior humana y de las situaciones con las que nos enfrentamos cada día en la vida.
define su propia filosofía vital.
Todos llevamos en nuestro interior un guerrero de la luz, comprometido con el amor y los bellos valores. Pero hay que tener la valentía necesaria para dejarlo salir, hay que desenfundar las armas del bien y saber utilizarlas. Ese es nuestro cometido: ser guerreros de la luz, para ser felices y hacer de este mundo un lugar mejor para vivir. Os dejo con las palabras de Paulo Coelho.
En cada uno de nosotros vive un guerrero de la luz, alguien capaz de escuchar el silencio de su corazón, de aceptar las derrotas sin dejarse abatir y de alimentar la esperanza en medio del cansancio y desaliento.
Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar un lenguaje que está más allá de las palabras, el que muestra aquello que los ojos no pueden ver.
Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio.
Es justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace que la vida sea interesante.
Escoger un camino significa abandonar otros. Si pretendes recorrer todos los caminos posibles, acabarás no recorriendo ninguno.
¿Cómo entra la luz en la persona? Si la puerta del amor está abierta.
Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.
Debemos escuchar al niño que fuímos un día y que existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de instantes mágicos.
El sexo, el dolor y el amor son experiencias límite del hombre. Y solamente aquel que conoce esas fronteras conoce la vida.
El resto es simplemente pasar el tiempo, repetir una misma tarea, envejecer y morir sin saber realmente lo que estaba haciendo aquí.
Cuando atrasamos la cosecha, los frutos se pudren, pero cuando atrasamos los problemas, no paran de crecer.
Cuántas cosas perdemos por miedo a perder.
Los hombres son dueños de su propio destino. Pueden cometer los mismos errores o incluso pueden huir de todo lo que desean y de lo que la vida, generosamente, coloca ante ellos.
No existe ningún pecado en ser feliz.
Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
Nunca desistas de tus sueños (...) Sigue las señales.
Cuando todos los días parecen iguales es porque las personas han dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en sus vidas siempre que el sol cruza el cielo.
Tu tesoro está cerca, está aquí, está a tu lado; pero tú no lo ves; no puedes verlo; será preciso que recorras un largo camino para que cuando vuelvas puedas, con tu corazón nuevo, encontrar y ver tu tesoro y disfrutar de su belleza.