Cuentos
El sacerdote de la aldea era distraído en sus oraciones por el bullicio de los niños que jugaban junto a su ventana.
Para librarse de ellos y que le dejaran tranquilo, les gritó: "¡Hay un terrible monstruo en el río!
¡Id corriendo hasta allí y veréis cómo echa fuego por la nariz!".
Al poco tiempo, todo el mundo en la aldea había oído hablar de la monstruosa aparición y corrían hacia el río. Cuando el sacerdote lo vio, se unió a la muchedumbre. Mientras se dirigía hacia el río resollando, pues se encontraba una legua más abajo, iba pensando: "La verdad es que yo he inventado esta historia, pero, viendo a tanta gente yendo hacia el río para verlo... ¿Quién sabe si será cierta?".
Cuento anónimo.
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Es mucho más fácil creer en las historias y en los mitos que nos hemos inventado si vemos que hay muchas personas convencidas de su existencia.
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