Hoy el post está dedicado a Buda, un gran hombre que experimentó el despertar de la consciencia y supo descubrir en su interior las respuestas a las preguntas trascendentes del ser humano.
Afortunadamente nos transmitió su sabiduría para que podamos meditar y descubrir nuestra verdad: los diamantes que hay en nuestro interior.
En nuestras vidas es inevitable el cambio, como lo son las pérdidas. Nuestra felicidad y libertad radica en saber adaptarse y en experimentar los cambios sin resistencia.
El secreto de la salud, mental y corporal, está en no lamentarse por el pasado, no preocuparse por el futuro ni adelantarse a los problemas, sino vivir sabia y seriamente en el ahora.
Como la lluvia, que cae por igual sobre justos o injustos, no graves con juicios tu corazón, sino haz que llueva igualmente sobre todos tu bondad.
En vez de seguir buscando la verdad, limítate a prescindir de tus puntos de vista.
Podemos ser vastos, pero llenos al mismo tiempo de amorosa atención; llenos de compasión, pero serenos. Vivir como las cuerdas de un buen instrumento, ni demasiado tensas ni demasiado sueltas.
Como la lluvia, que cae por igual sobre justos o injustos, no graves con juicios tu corazón, sino haz que llueva igualmente sobre todos tu bondad.
En vez de seguir buscando la verdad, limítate a prescindir de tus puntos de vista.
Podemos ser vastos, pero llenos al mismo tiempo de amorosa atención; llenos de compasión, pero serenos. Vivir como las cuerdas de un buen instrumento, ni demasiado tensas ni demasiado sueltas.
El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Estamos en este mundo para convivir en armonía. Quienes lo saben no luchan entre sí.
Uno mismo hace el mal, uno mismo lo sufre; uno mismo se aparta del mal, uno mismo se purifica. Pureza e impureza son cosas de uno mismo, nadie puede purificar a otro.
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. Si un hombre habla o actúa con un pensamiento maligno, el dolor lo persigue. Si un hombre habla o actúa con un pensamiento puro, la felicidad lo persigue, como una sombra que nunca lo deja.
Encuentra tu propia luz.
Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo.
Mejor que mil palabras vacías, es una palabra que traiga
paz.
Tu peor enemigo no te puede dañar tanto como tus propios pensamientos. Ni tu padre, ni tu madre, ni tu amigo más querido te pueden ayudar tanto como tu propia mente disciplinada.
La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión.
No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo creen o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia.
No he podido resistir la tentación de añadir algunos budas felices de la buena suerte.
¡Ah! Pero para que te dé suerte tienes que reenviarlo a dos mil personas... ¡Es broma!
Ahí van con mis mejores deseos para todos. Prosperidad, abundancia, felicidad, alegría...
¡Son de capricho!