No te dejes llevar por la tristeza,
ni dejes que tus pensamientos te atormenten.
Un corazón alegre es la vida del hombre,
y la alegría le alarga la vida.
Sosiega tu espíritu, y consuela tu corazón;
aleja de ti la tristeza, porque la tristeza ha perdido a muchos,
y ningún provecho se saca de ella.
La envidia y la ira abrevian los días,
y las preocupaciones hacen envejecer antes de tiempo.
(Eclesiástico 30, 21-25)