Cuentos
- ¿Qué haces en tanta soledad? A lo que ella le respondió:
-Tengo mucho trabajo.
- ¿Y cómo puedes tener
tanto trabajo? Yo no veo nada por aquí…
- Tengo que entrenar a
dos halcones y a dos águilas, tranquilizar a dos conejos, disciplinar a una
serpiente, motivar a un burro y domar a un león.
- ¿Y por dónde andan, que no los veo?
- Los tengo dentro.
Los halcones se lanzan
sobre todo lo que se me presenta, bueno o malo, tengo que entrenarlos a que se
lancen sobre cosas buenas. Son mis ojos.
Las dos águilas con
sus garras hieren y destrozan, tengo que enseñarles a que no hagan daño. Son
mis manos.
Los conejos quieren ir
donde ellos quieren, no enfrentar situaciones difíciles, tengo que enseñarles a
estar tranquilos aunque haya sufrimiento o tropiezo. Son mis pies.
El burro siempre está
cansado, es obstinado, no quiere llevar su carga muchas veces. Es mi cuerpo.
La más difícil de
domar es la serpiente. Aunque está encerrada en una fuerte jaula, ella siempre
está lista para morder y envenenar a cualquiera que esté cerca. Tengo que
disciplinarla. Es mi lengua.
También tengo un león. ¡Ay! ¡Qué orgulloso y vanidoso! Él cree ser el rey. Tengo que domarlo. Es mi ego...
Como ves, amigo, tengo mucho trabajo.
Y tú, ¿en qué trabajas?
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