Cuento
El burro le dijo al tigre:
— El pasto es azul.
El tigre respondió:
— No, el pasto es verde.
La discusión subió de tono hasta el punto de enfrentarse seriamente, y los dos decidieron someterlo a la decisión del rey de la selva, el león.
Llegando donde el león estaba sentado en su trono, el burro, enfebrecido, empezó a gritar:
— Su Alteza, ¿es cierto que el pasto es azul?
El león respondió:
— Cierto, el pasto es azul.
El burro se apresuró y continuó:
— El tigre no está de acuerdo conmigo, me contradice y molesta. Por favor, castígalo.
— El tigre será castigado con tres años de silencio.
El burro se alegró mucho y siguió su camino, contento y repitiendo, una y otra vez:
— El pasto es azul, el pasto el azul...
El tigre aceptó su castigo, pero, antes, preguntó al león:
— Su Majestad, ¿por qué me ha castigado?
Después de todo, el pasto es verde.
- Cierto, el pasto es verde.
— Entonces, ¿por qué me castigas?
— Eso no tiene nada que ver con la pregunta de si el pasto es azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura valiente e inteligente como tú pierda tiempo discutiendo con un burro, y, encima, venga a molestarme a mí con esa pregunta.
La peor pérdida de tiempo es discutir con el necio y fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino solo la victoria de sus creencias e ilusiones.
Jamás pierdas tiempo en discusiones que no tienen sentido. Hay personas que, por muchas evidencias y pruebas que les presentemos, no tienen la capacidad de comprender, y otras, están cegadas por el ego, el odio y el resentimiento, y lo único que desean es tener la razón aunque no la tengan.
Cuando la ignorancia grita, la inteligencia calla.
Tu paz y tranquilidad valen mucho más.
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