Un momento para reflexionar
Entre idas y venidas se nos pasa la vida. Entre pasos en falso, ideas
preconcebidas e intentos fallidos. De vez en cuando alguna alegría, el resto
fracasos. Y así se nos va la vida. Sin darnos cuenta. Sin comprender que hay
decisiones que no se pueden posponer. Sin entender que eso que dicen de que
nunca es demasiado tarde no es del todo cierto.
Que a veces es ahora o nunca.
Que a veces hay que salir con lo puesto y sin arreglarse. Vestido hecho un
trazas, como cuando te vas de fiesta con tus mejores amigos sin planearlo. Esas
noches son las mejores.
Piénsalo. ¿Cuántas veces te quedaste con las ganas? Dime si no es verdad.
Que te morías de ganas de hacer ese viaje, pero ¿y si no sale como espero? ¿y
si lo dejamos para otra ocasión? Al final siempre te quedabas en casa “porque
tenías cosas que hacer”.
No vine aquí a dar lecciones y es verdad, puede que las cosas no siempre
salgan como uno espera, pero créeme que hay cosas que salen mejor de lo que
nunca imaginaste. Por suerte, eso ni tú ni nadie lo sabe. Imagínate lo triste
que sería la vida si supieras todo lo que te va a pasar. Imagínate vivir sin
casualidades.
No encontrarás otra sensación igual. A veces necesitamos tan poco para ser
felices. Se necesita tan poco para que nuestra vida cambie.
“Se dice que algo tan insignificante como el aleteo de una mariposa, puede
ocasionar un huracán en el otro extremo del mundo.”
Aunque supongo que cuando uno es joven todo esto cuesta más apreciarlo. Las
oportunidades se las encuentra uno hasta sin buscarlas y puede cometer el error
de dejarlas pasar, de posponer subirse a uno de esos trenes.
Pero te vas haciendo mayor y la cosa cambia. Te das cuenta de que hay
oportunidades que no pasan tan a menudo. Y que lo que a menudo se nos pasa es
la vida. Te das cuenta que uno cambia o lo cambian. ¿Qué más da? El por qué es
lo de menos, lo que importa es que uno ya no es el mismo, ni ya nada es lo que era.
Llegados a ese punto a uno le quedan dos opciones, lamentarse y dejarse llevar, o salir ahí afuera, tirar de coraje y...
Atreverse a jugar.
(Miguel Ángel
Rocha Parra)
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