Un momento para reflexionar
Los que se toman la vida en serio acaban enfermos, pues la vida, de principio a fin, no es un fenómeno serio, sino puro juego. Es una canción que hay que cantar, una danza que hay que bailar y un amor que hay que vivir, pero con total alegría.
En el
momento en que te pones serio, te quedas bloqueado, el flujo se interrumpe y
quedas desconectado de la energía universal.
Cuando estás serio no puedes bailar, pues la seriedad es básicamente tristeza. La seriedad es, al mismo tiempo, premeditación y negocio. Estás siempre buscando razones. Te preguntas: “¿Por qué lo hago? ¿Qué voy a ganar con ello? ¿Cuál será el beneficio?”
Se trata de actitudes calculadoras, buenas para los negocios, pero
absolutamente equivocadas cuando se trata de ir hacia dentro.
Cuanto más hacia
dentro te mueves, más divertida te parece la vida, tremendamente divertida. Lo
único que necesitas es un cierto sentido del humor y la diversión.
Se libre como los niños, que juegan sin motivo alguno, que
juegan solo por jugar, por el mero placer del juego y sin esperar nada a
cambio. Líbrate de esa creencia de que la vida es una carga muy pesada. Permítete fluir y disfrutar con la vida.
Déjame lanzarte
un mensaje: permite que sea la alegría el color que impregne todo tu Ser. Déjala que vibre a través de cada fibra y cada célula de tu ser. Y cuando estés
serio, abandona inmediatamente la seriedad. No permitas que se quede mucho
tiempo contigo. Pues cuanto más tiempo se quede, más profundas serán sus
raíces.
¡Abandónala
inmediatamente! Las raíces deben ir en una dirección completamente distinta: en
dirección hacia la alegría.
OSHO
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